Bienvenida a mi, a mi vida, a mi familia, y a mi corazón.

Yo se que al llegar a mi te recibí mal, incluso se puede decir que "te odiaba", por algunos celos estúpidos. Te traté mal y no sabes, realmente me arrepiento de lo que hice, de lo que no hice, de lo que dije y de lo que no dije.

Ahora puedo decirte que has sido cierta parte fundamental en mi corta vida. Te agradezco por todo lo que hemos compartido, por esa confianza que desde el principio dudé tenerte y ahora eres pionera en mi corazón y en mi mente.

En mi corazón y en todo mi camino quiero que estés; para seguir tus pasos (verte caminar). Seguir al pie tus valiosos consejos.

Escucharte cada que tu alma lo necesite.

Decirte un cierto porqué de las cosas. Reír de lo más insignificante y llorar por esta GRAN amistad que hemos construido a base de años.

Caminando de la mano; a lado de la sinceridad y confianza.

Tu presencia no se como explicar, se me hace el nudo en la garganta de la emoción de saber que tengo a alguien así cómo tu.

Me arrepiento de esos capítulos...

Te quiero tanto, tantísimo.

Ojalá y siempre sigamos de la mano, del corazón, de todo.

Seas como seas lo eres bien par mí, si tu estás mal, yo estaré bien para ser tu apoyo.

Si sientes que el cielo se te nubla piensa en mi.

Estira tu mano y la mía siempre te corresponderá.

Eres parte de mi vida. De toda mi vida.

¿Crees que ese coraje sigue?

¡No!

Ese coraje es el aprecio que te tengo el cariño y todo.

Gracias por todos los momentos a menos y los no tan amenos.

Aprendemos una de la otra. Enseñamos a cada una de nuestras partes a ser mejor, a motivarnos cada día. Tus ocurrencias, tus actitudes, y tus poderes me mantienen protegida.

Gracias por ser parte de mi vida y de mi todo.

Gracias por ser tu y compartir lo mejor, por ahogarme en tu confianza y en tu gran alma que es más grande que el cielo.

Gracias por luchar y mantenerte aquí.